2012年7月8日日曜日

El olvido, la indiferencia.

‘‘Y que todo el infierno huya al sonido de tu voz’’

Recuerdo aquellos días de otoño, aquellos días de invierno, aquellos días perdida en la gran ciudad, caminando sola, rodeada de tanta gente.. tanta como no había visto nunca antes en mi vida.

Mi corazón se detenía de golpe, pronunciaba dos latidos y moría, porque en la inmensidad de ese mar al que había sido arrojada, no había nadie.. estaba sola, no importaba cuentas rostros veía cuando caminaba, ni los suspiros de los amantes, ni los susurros de aquellos que como yo, no eran relevantes; No importaba el bullicio de la gente, yo seguía teniendo frío, seguía sintiendo hastio, tristeza, nostalgia, pero sobre todo, soledad..

A veces lo olvidaba o lo contenía, me sentaba en una banca de algún parque, veía el cielo, los edificios, y pensaba en la inmensidad del universo, en el opaco azul del cielo, y en las melodías de Fauré y Saint-Saens; ¿Acaso estaba yo perdida? ¿o simplemente había sido abandonada? Tantas personas a mi alrededor, tantas vidas.. y yo me sentía mas sola que nunca.. era irónico, ¿no?

Quizá no había sido lo suficientemente fuerte, quizá debía soportar un poco más, quizá había sido engañada. Pero, ¿por quién había dejado caer mi voluntad?, nadie merecía nada de mi.. y claramente, yo no merecía nada de nadie.

Y hoy una vez más, me siento como aquellos días y aquellas noches frías sin dormir, abandonada, desamparada.. y no precisamente de compañía, si no de espíritu.. de fuerza.. de empatía, hoy como aquellos tiempos, no hay nadie que pueda calmarme.. ¿para esto quería a la humanidad?

Desearía fervientemente palabras de consuelo, de animo, de cariño.. deseo tanto eso ahora mismo.. pero sé que entre más desee eso, menos lo encontraré.

Porque ya sé de antemano que nadie vendrá a mi salvación, porque jamás nadie lo ha hecho, ya sabiendo que no existen héroes ni ángeles, y que nadie escuchara nunca mi débil voz, me he comenzando a preocupar por mi desinteresadamente, estos últimos años he creado métodos para calmar mi agitado corazón cuando lo nubla la desesperanza y nadie existe, compongo una canción, escribo una carta, dibujo, toco alguno de mis instrumentos o simplemente me empastillo de calmantes y me duermo, eso esta bien por un momento, pero a veces no es suficiente, a veces "te necesito" tanto.. tanto que siento morir.

Porque nadie estuvo para mi cuando más necesite de alguien.. por esa razón los odio, por esa razón por más que pase el tiempo, no los perdono.

Antes de dormir, rezo por el mundo que me vio nacer, y porque tu existencia con la mía se cruce otra vez. Antes de dormir "te extraño", y comienzo a contarle mentiras adornadas a mi mente, quisiera tanto un abrazo tuyo, quisiera tanto verte, escuchar tu voz, tus palabras.. pero sobre todo, tu infinito e inmortal amor, porque eres así, delicada y fuerte, inquebrantable. Vislumbrarte me da sosiego y me siento protegida, aunque no existas para mi en este periodo de tiempo, aunque tu luz no me alcance, yo lo ignoro y miento, me miento a mi misma para protegerme, para consolarme, para calmarme, repitiendo tus palabras: "todo va a estar bien, todo va a estar bien"

Y ruego a Dios que esta vez por favor no me despierte, porque quiero quedarme con esa imagen en mi mente, quiero quedarme así para siempre..


Porque me encanta ser engañada por tu majestuosa luz de ángel..
Pero que más da, otra vez estoy sola y llena de resentimientos.



Divino salvador, ¿pondrás esta vez sobre mi tus nobles ojos?


-Ante el sufrimiento, virtud.


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