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‘‘No quiero morir, no quiero morir...’’ Me repetía como un eco compulsivo mientras veía las aves muertas de aquella monocromática primavera. La verdad es que sigo aquí, ¿cómo? Me cuesta saber como, pero sobreviví... gane una gran guerra, o al menos eso dicen.

Aun recuerdo aquellas noches, recuerdo las inyecciones en mis brazos, recuerdo a las enfermeras sosteniendo mis manos, ayudandome a caminar... recuerdo borrosamente el hospital, la sala de urgencias, blanco, blanco, y más blanco como nieve, o al menos eso pensé para calmar mi agitada mente. Recuerdo las voces de quienes estaban ahí, voces extrañas que se mezclaban con mi recuerdo precioso de mi madre, pensé en ese entonces para calmar mi alma, que si esa noche moría, lo haría feliz y emocionada por verla otra vez... Y cuando mi corazón latía tan lento que parecía casi muerto, sentí una gran punzada en mi cuerpo, entonces todo se nublo a negro.

Desperté y vi a una enfermera caminando de un lado a otro, no podía hablar aunque lo intentara, no podía ni siquiera darme cuenta de lo que había pasado antes de desfallecer, se acerco a mi y me pregunto como me sentía, no respondí, entonces me dijo de una forma muy amable que había ganado, "Estas viva." ¿Lo estoy?, fue ahí cuando me di cuenta... estoy viva, sí, estoy viva, y sigo aquí escribiéndote estas cartas que quizá jamás leas, aquí respirando el mismo aire y sintiendo la brisa en mi rostro otra vez, sigo aquí, sigo existiendo en este mundo...

A veces olvido lo difícil que fue y es para mi seguir viva todos los días, mi enfermedad no me define como persona, sin embargo es una especie de limitante, que a veces solo me hace observar de lejos al mundo cuando no puedo sostenerme más. Recuerdas aquellas cartas donde te escribía mi gran amor por mi madre, aquellas cartas que pedían un descanso eterno con tal de verla otra vez, con fervor, con pasión ingenua. El día llego y a pesar de eso, decidí vivir, no sé que paso conmigo, pero sobreviví, así es, estoy viva...

Las cosas no han sido fáciles para mi, he ido a tantos tratamientos y he tomado un sin fin de medicamentos con tal de estar "bien". Todos los días siento una gran soledad y una tristeza dulce, es muy difícil cargar con esto yo sola, pero es la única forma que puede ser, he aprendido con la experiencia que la gente no quiere lidiar con los problemas de los demás, solo quieren lo bueno que les das, solo eso les importa. Por eso prefiero estar sola, al fin de cuentas siempre lo estuve, solo espero algún día no sentir tanta tristeza, creo que después de tanto dolor y haber estado a punto de morir dos veces, merezco un poco de paz...