2015年4月15日水曜日

Hoy pensé en tirarme a las vías del tren, luego olvide como llegar y por temor a perderme decidí volver a casa. No lo haré, por su puesto que no lo haré, iré corriendo tras el ultimo vagón hasta cansarme, ¿pero tirarme? No, hoy no.

A veces quiero enterrarme cuchillas en mis brazos, escuchar a Chopin, tal vez Tchaikovsky, y quedarme entre el vapor caliente del agua corrediza, a esperar que todo resquicio en mi se vacíe.

Pero no lo haré, de nuevo, no lo haré. ¿Por qué? Ni yo misma lo sé ahora, quizá tantos narcóticos me adormecen que he olvidado un poco el pasado, tal vez el recordatorio de mi madre llorando, tal vez la suplica inconsciente que aún quiere ver la estación azul del invierno, tal vez este dije rojizo que tengo que devolver como promesa a la persona que salvo mi vida la ultima vez.

Pero Linda, ¿por qué no cambias? ¿por qué sigues aquí? aquí escribiendo en este lugar, aquí perdida y sin ánimos de vivir, sin razones, sin sentidos, esperando a que algo suceda, tratando de hacer que algo suceda. ¿Qué hay de malo en ti? Yo no te quiero ver aquí.

¿Recuerdas el dibujo de aquella muchacha que tienes en tu libreta? ¿o el de aquella niña que aún no inicias ni completas? Terminalos, algún día, dale sentido a eso al menos, dales un rostro.
¿Recuerdas cuantas canciones no amaste y aprendiste a medias a tocar en tu cello y piano? Aprendelas hasta el ultimo compás.
¿Recuerdas tu cuento del "Ave Azul" o el del "Corrupto Reino Celestial"? ¿Que sera de Aloysia y de Elizabetha si las dejas sin un final? Dales una conclusión a sus vidas, termina de escribir.
Y aquella canción que le escribiste a tu madre en su cumpleaños y que nunca terminaste de armonizar, encuentrala y dale un regalo en el cielo que resonara eternamente.

Pero tú no eres esa clase de persona, ¿verdad? ¿De que sirven tantos "dones"? No puedo terminar nada, estoy atrapada en este bucle y no veo más allá. ¿No hay tiempo? ¿No hay motivación?

Al final de cuentas, eres la misma chiquilla, aquella que trago sus lagrima hundida en el segundo movimiento de aquella sonata de Beethoven, una y otra vez. ¿Recuerdas cuanto lloraste en aquel cuarto? Pero al salir y al hablar no había nada en ti para los demás. Te enterraste a ti misma junto a tu adorada madre, no volviste a hablar.

¿Después? Solo eras tu y tu música, tu cello, tus adorados compositores, tu cuarto y nadie más, porque no había espacio para nadie más... ¿Recuerdas cuanto te daño el saber que no servias para nada? ¿que no hacías bien lo único que te unía a tu madre aquí en la tierra? Y entre las burlas, la insolencia, la incomprensión, seguiste ahí. Jamas volviste a levantar la mirada.

¿Recuerdas aquel invierno? Cuando te levantabas tan temprano que veías el amanecer todos los días, caminabas sola, sola entre tanta gente, tomabas un café y te sentabas a clases, ¿Eras buena verdad? Eso te decían tus maestros, ¿les creías? Te sentabas en el patio de tu linda escuela rustica, escuchabas a lo lejos un piano, dos pianos, tres... alumnos estudiando por doquier. Escuchabas a Rimsky-Korsakov, lo recuerdo, tenias tanto frió... todo era frió, no había un lugar cálido al cual volver ni a donde ir, estabas sola y todo parecía tan lejano, y cuando escuchabas los prontos villancicos llorabas tanto... La navidad no seria la misma nunca más, ¿verdad? Nadie hablaba en casa, nadie festejaba nada ya...

Entonces decidiste después de tanto rogar, enamorada de los requiem, pediste un deseo al cielo, y ese era que te llevara junto a tu madre, temblabas de miedo, pero lo hiciste... te envenenaste a ti misma y tu cuerpo se paralizo... Pero tu madre en el cielo te regreso una vez más, seguías viva a la mañana siguiente, seguías viva y vislumbrabas los mismos amaneceres, el mismo frió penumbral, la misma música... Si no podías morir, deseabas con ferviente fuerza olvidar.

Pero sigues aquí después de tanto, sigues volviendo aquí... ¿Por qué? ¿Qué hiciste mal? ¿Qué hicimos mal?



Hoy pensé en tirarme a las vías del tren... en desangrarme hasta dormir, pero no, hoy no será el día, hoy no.

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