A veces siento que he podido olvidar, que mi vida gira entorno y en equilibrio puro a mi misma, pero la verdad es que si tuviera esa arma en mis manos... lo mataría. Cien, mil o más veces, lo mataría. Y pienso que no es mi sangre la que quiero ver correr después de todo, no quiero ni un sólo día dañarme a mi sólo en la frustración por no poder cumplir este deseo descomunal. Sería muy feliz escuchando su suplica, sería muy feliz contemplando como se ahoga en su propio lago carmín, sería muy feliz sabiendo que no existe más, sólo así habría de nuevo equilibrio verdadero en el mundo, sólo así... sería tan feliz, tan feliz...
Dios, ¿Podrías perdonarme?
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