2014年12月20日土曜日

Me hacían sentir un poco hermosa, un poco comprendida. Apegada tanto a un síntoma más que a la misma enfermedad, un recordatorio de mi humanidad, de mi demencia hueca. Un espasmo en mi albedrío, adicta del olvido. Cuando las veía adornando mi piel, de rosas carmín o galaxias infinitas, me sentía tranquila cubierta del manto falso que me brindaba el conocimiento de saber que no era estúpida como decían algunos, más bien estaba enferma o un poco incomprendida. "No seas tonta" ni siquiera sabía si lo era, ¿desde cuándo lo soy?, ¿desde cuándo estar alterada, enferma era ser tonta? Primero era tonta por llorar, ahora soy tonta por sentir. Entonces me di cuenta, tal vez no he tenido buenos amigos.

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