‘‘ The boy who never ages. ’’
Estos ojos que habían sido maldecidos con la tinta de tus labios, esta opresión sollozante, inquieta y deslumbrante...
Me encontraba perdido aquel día cuando pronunciaste mi nombre por primera vez, y lo sigo estando ahora como aquel mes de Octubre de viento inquietante.
Tú me hablaste tímida y sutil aún cuando todos se negaron a hacerlo, calmaste cada inquietud en mi y la transformaste en luz, mis violentos suspiros cesaron al compás de tus palabras y sentí por vez primera paz en mi tormento, sosiego en mi pesar; Me diste todo lo que soy, me embriagaste con la indulgencia de tu voz y me bendijiste con la visión del que no ignora tu existencia. ¡Tormentoso placer el que se entrelaza en mis latidos! desplegado en el universo de tus pupilas, fluyendo en espiral eterna e irradiando luminiscencia sofocante a quien la observa, magistral y excelsa sublimidad perpetua…
19 de Abril de 1889
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