‘‘Lucifer will never find you.’’
El viento se esparce entre el bucle de la mirada eterna de aquella mujer, causando un contraste frío en sus ojos serenos anhelantes de esperanza, ojos claros que podrían matar, ojos que presagian desgracias.
Ella se detiene sin un motivo en medio de la nada oscurecida del mundo inicial, como si algo llamara a su voz, presiente en su razón una advertencia.
Su mirada se alza hacia el vasto cielo que admira fino el vuelo sensorial de las aves, aves que con sus oscuras alas le recuerdan a los ángeles inexistentes faltos de gracia que alguna vez soñó vislumbrar, aquellos de los que tanto se hablaba salvarían al mundo y a su infeliz humanidad, pero que al final tan sólo perecieron al igual que un falso epígrafe en el epilogo del universo.
Su ritmo se detiene en sincopía, al igual que su mirada, se pierde a la deriva; Ha sido fascinada.
Sus largos y oscuros cabellos bailan al compás del céfiro crepuscular que la envuelve y se enredan en infinita espiral. -‘‘¿ Escuchas algo ahora?’’- Las aves se ausentan con alarma, ella voltea bruscamente buscando respuesta u origen, entonces lo entiende, lo nota, lo comprende, y en ese momento es cuando se pregunta realmente.. ‘‘¿A dónde vas, Maéva?’’
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