2012年10月25日木曜日

Seven days in hell;


No es como si me importara. — Dijo algo pensativo, perdido, anestesiado por el ruido de aquel casi inexistente vendaval y el reflejo de las vidrieras que parecían sollozar al compás del viento inclemente — No, en realidad, no me podría importar menos... El mundano sentir de la humanidad, el vulgar amor que predican y sobre todo su pedestre melancolía. Se me hace burdo, una tontería sin más, por mi podrían ahogarse en su infinita penumbra de emociones; No me interesan en lo más mínimo, no me inquietan ni mucho menos me preocupan.
   ¿Entonces? — Le pregunte confusa ante tal declaración de su parte — No me lo explico, si así es como piensas, ¿entonces, por qué? ¿por qué seguir predicando falso interés hacia ellos? ¿qué ganas tú? — Él volteo su mirada hacia mi, ignorando por completo las gotas que caían dibujando extrañas figuras en el ventanal y que a él tanto le fascinaba admirar. Fue entonces que al percibir mis ojos en los suyos, hizo un semblante irónico, sorprendido, pero a la vez sereno. —
    Evidentemente eres muy inocente, ¿no es así, querida? La razón pensé que era muy obvia ante tus ojos. — Lo mire sin tener idea; nunca entendí muy bien a Demian ni sus motivos, sin embargo esta era la primera vez que cuestionaba su conducta de esta forma. — Es verdad, pareciera como si me afligiera tanto, como si fuera de mi interés, pero no olvides Darlenne, quién soy, que soy. La razón es relativamente fácil de entender teniendo en cuenta eso. Aunque deteste aceptarlo, necesito simbólicamente de ellos, por eso que requiero a partir de mi comportamiento que ellos me necesiten a mi, requiero volverme indispensable, es más fácil así perpetrar su verdadera naturaleza que ha sido corrompida desde el momento en que nacieron en este mundo, ningún humano es puro e inocente por completo y me baso de eso para obtener lo que deseo, ya que los que sucumban ante la debilidad al final serán ellos, no yo. Yo... — Pauso por un momento — Yo no soy un ser efímero como tú, soy un demonio, la sangre que me recorre el cuerpo esta maldita, es imposible y obsoleto para mi involucrar más allá de mi propia naturaleza, mis emociones, mostrarme realmente. Es absurdo y completamente demencial e insensato, ya que mi objetivo final es mas complejo y más profundo que eso. Yo sólo sirvo a mi Señor y a la merced que él me otorga. — La voz de Demian se iba haciendo cada vez más difícil de percibir conforme seguía hablando. Se desvanecía y mezclaba con la algarabía de la lluvia  haciendo eco armónico, perdía existencia. Era evidente para mi quien siempre lo vio inquebrantable, que algo le atormentaba, pero desconocía por completo en aquel momento su proceder. — ¿No crees que es eso fanatismo egocéntrico de mi parte? — Pregunto finalmente, y entonces, su mirada recayó en mi, más densa y cansada, como si le pesaran sus propias palabras, recordar sus motivos y a quien el repetidamente nombraba como su ‘‘Señor’’, su ‘Dios’’. Algo en su mirada cambiaba, algo en su esencia se podía percibir con tanta melancolía  que por un momento olvidaba que era un ser ‘‘maldito’’ como él decía, un demonio, por un momento lo veía como un igual, o quizá, como algo más puro que un simple humano en desgracia como yo, algo más excelso y divino, un ser celestial. 
   ¿Egocéntrico?  Puede que tal vez lo sea... — Le conteste — pero creo que es solemnemente necesario...



-Capitulo 16; Fragmento.

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