*Escrito originalmente el 05 de abril del 2010*
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He olvidado la sensación de dulce mar, cómo tu voz que no vuelve.
He imitado tus dulces pasos a través del cielo decadente que de mi agonía no entiende.
He imitado tus dulces pasos a través del cielo decadente que de mi agonía no entiende.
¿A dónde han ido tus índigos ojos?
Ya no sé nada, ya no entiendo nada.
Dónde mi cordura se extravió pude adorar tu deseo de esperanza.
No entendía nada, no sabía nada.
Era demasiado joven para darme cuenta del dolor que a mi alma aprisionaba.
Las mentiras que contaste aquel último momento, han sido silenciadas por mi incapacidad para recordar.
Ya no puedo entender nada,
Ni la razón por la cual tenía que olvidar.
Te sentaste a mi lado sin pronunciar palabra, sabías que eso no funcionaba para nosotras dos.
El silencio que tentaba el latir de mi corazón, tu inquisitivo resquicio de perfección.
Mis palabras que se quebraban con el vaivén del tiempo, sólo a ti podían ser dedicadas.
En este mundo descuidado, donde mis memorias se pierden con la luz del alba.
El silencio que tentaba el latir de mi corazón, tu inquisitivo resquicio de perfección.
Mis palabras que se quebraban con el vaivén del tiempo, sólo a ti podían ser dedicadas.
En este mundo descuidado, donde mis memorias se pierden con la luz del alba.
Ya no sé nada, ya no entiendo nada.
Dónde mi cordura se extravió pude adorar tu deseo de esperanza.
No entendía nada, no sabía nada.
Era demasiado joven para darme cuenta del dolor que a mi alma aprisionaba.
Las mentiras que contaste aquel último momento, han sido silenciadas por mi incapacidad para recordar.
Ya no puedo entender nada,
Ni la razón por la cual tenía que olvidar.
¿En verdad me he perdido tanto?
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