2013年5月5日日曜日



By God's name I repent.

Sentía un frenesí sobrenatural en mi, un impulso de autodestrucción potencial que exiliaba miedo con cada suspiro que daba, eran demonios, fieras bestias encerradas en el dormir de un alma mundana, esperando escapar, esperando respirar en el mundo que Dios no les concibió, desterrados en el infierno, causantes de los delirios de la humanidad y mi desgracia personal.

 ¿Debería seguir la ruta marcada por el compás del cielo? ¿Perderme en el entorno de la abnegación y suprimir toda ira en mi? Esa ira que envenena mi alma con violencia indumental. Funciona para quien arriesga más de lo que gana, pero, ¿yo?, ¿yo que nada pierdo, a dónde ha ido mi autocontrol?

 Y si, ahí estaba ella, quebrantando el cielo de mi nublada visión, taladrando el paraíso de un ángel que ha caído, y si el Rey de aquella penumbra eterna llamada muerte no podía salvar las alas del sempiterno ser celestial, mucho menos podría salvar las mías.

 ¿Debería seguir su voz y encontrarme con aquel Rey? Un sueño eterno, dulce o perecedero, o quizá tan solo la oportunidad de por fin renacer libre de tormentos o falacias.

Me embriagaba este instinto, esta locura temporal, no solo a mi alma, si no a mi cuerpo y existencia entera; Mi carne se desgarro en carmín ímpetu, y mi sofocada voz en un grito buscó liberación, aquí estaba él, ella, ellos... demonios de una mente perturbada, de un alma quebrantada y un cuerpo lleno de complejos e imperfección.

 El mayor temor de la humanidad, inquisidores de cordura, ¿podría alguien liberarme del encanto del eterno Rey de  tinieblas? ¿Podría un ser divino, maldito o demencial despertarme de mi inconsciencia espiritual? Dios quiera que si, Dios quiera que si...

 Peligro en el olvido de tus ojos, en la amnesia de tu voz, oh dulce padre celestial, dale a tus hijos virtud en en el ocaso y gracia eterna en su salvación...


-03 de Noviembre de 1892
Fragmentos, memorias, suspiros.  



2013年5月4日土曜日


So much, you just can't understand


‘‘A mi dulce Annabel la conocí un mes de Abril, recatada y bonita, como luz inoxerable que impacientaba mi alma y la bordaba de esperanza. ’’


 17 de Junio de 1892. 

 Cuando la estación pastel decayó en Verano, Aloysia ya había dejado un hueco en mi corazón, había desangrado mi alma completamente con sus mentiras y su orgullo, ¿Quién era yo en aquel entonces para juzgar a mi querida Aloysia?, ¿Había cambiado tanto mi amor?, ¿O fue quizá que nunca la conocí realmente?

 Pero su alma de niña, su tranquilidad y lo profundo de su ser me enamoro, o más bien, me cautivó como cautiva la lluvia al artista, la música a quien padece de insensata melomania, quería proteger el quebrantado ser que ella no mostraba nunca y se empeñaba en ocultar bajo su manto de grandeza, pero que sin embargo y como magia, mis ojos lograban ver y comprender casi a la perfección sin necesidad de nada.

 Oh, Aloysia, nunca debiste volar lejos, Aloysia, nunca debiste cortar de forma tan brusca tu propio futuro, nunca debiste en primer lugar, posar tus ojos sobre mí y mi abatida alma.

 Con el pasar del tiempo, te extrañaba cada vez más, Aloysia, pero ya no eras tú a quien mi corazón anhelaba, no te amaba más, amaba tu recuerdo y a quien fuiste en aquella estación pastel, entendí que quizá no comprendía en ese momento, que nuestro tiempo había muerto con la primavera andante, que tú y yo fuimos encaprichadas por el falaz destino que nos enmarcó.


 ¿Un ángel puro y celestial como tú y un ser maldito como yo? Jamás

 No me odies Aloysia, que yo nunca podría odiarte.
 No me olvides Aloysia, que yo nunca podría olvidarte.



-Memorias de Villefort.