By God's name I repent.
¿Debería seguir la ruta marcada por el compás del cielo? ¿Perderme en el entorno de la abnegación y suprimir toda ira en mi? Esa ira que envenena mi alma con violencia indumental. Funciona para quien arriesga más de lo que gana, pero, ¿yo?, ¿yo que nada pierdo, a dónde ha ido mi autocontrol?
Y si, ahí estaba ella, quebrantando el cielo de mi nublada visión, taladrando el paraíso de un ángel que ha caído, y si el Rey de aquella penumbra eterna llamada muerte no podía salvar las alas del sempiterno ser celestial, mucho menos podría salvar las mías.
¿Debería seguir su voz y encontrarme con aquel Rey? Un sueño eterno, dulce o perecedero, o quizá tan solo la oportunidad de por fin renacer libre de tormentos o falacias.
Me embriagaba este instinto, esta locura temporal, no solo a mi alma, si no a mi cuerpo y existencia entera; Mi carne se desgarro en carmín ímpetu, y mi sofocada voz en un grito buscó liberación, aquí estaba él, ella, ellos... demonios de una mente perturbada, de un alma quebrantada y un cuerpo lleno de complejos e imperfección.
El mayor temor de la humanidad, inquisidores de cordura, ¿podría alguien liberarme del encanto del eterno Rey de tinieblas? ¿Podría un ser divino, maldito o demencial despertarme de mi inconsciencia espiritual? Dios quiera que si, Dios quiera que si...
Peligro en el olvido de tus ojos, en la amnesia de tu voz, oh dulce padre celestial, dale a tus hijos virtud en en el ocaso y gracia eterna en su salvación...
-03 de Noviembre de 1892
Fragmentos, memorias, suspiros.